La siniestralidad laboral ha crecido cerca de un 8% en el año 2016, el triple de lo que creció la afiliación a la Seguridad Social, según datos recogidos del Ministerio de Empleo. Por su parte, la patronal achaca esto a un aumento de la actividad económica.
Según los datos del Ministerio, se produjeron entre Enero y Noviembre de 2016 un total de 444.906 siniestros en el trabajo con baja en la jornada laboral; si contamos los producidos “in itinere”, suman más de medio millón. Sólo en este período han sido 562 trabajadoras y trabajadores los que salieron de sus casas por la mañana y nunca regresaron. Las cifras son demoledoras para nuestra clase. Nos estamos dejando la vida en el trabajo, mientras otros se llenan los bolsillos a costa de nuestra explotación y también de nuestras muertes. Las condiciones que impone la patronal aumentando los ritmos de trabajo y endureciendo la jornada laboral generan, para unos, jugosas ganancias y, para otros, dos muertes al día.
Cruda es la realidad que pintan la falta de material de seguridad o en mal estado, la fatiga en el trabajo (aumentando el riesgo), la presión constante del paro, la reducción de gastos para aumentar el beneficio de los empresarios y, por si fuera poco, el agravante de las mutuas. Quien más y quien menos conoce a algún compañero al que le ha costado sangre, sudor y lágrimas -casi literalmente hablando – que una de estas organizaciones mafiosanitarias le concediera una baja laboral. Recordemos, para que no caiga en olvido, que estas mutuas son elegidas por el empresario para el “cuidado” de su plantilla. ¿A quién elegirá el empresario? ¿Una mutua que otorgue consecuentemente la baja o aquella que aunque estés con muletas y repartiendo cartas no la firme?

Desde los sindicatos apuntan que el motivo del aumento de la siniestralidad laboral se debe, en primer lugar, a las reformas laborales y al abuso “desmedido” de los empresarios hacia los trabajadores. Algunos nos preguntamos si lo esencial es el abuso «desmedido» o que gracias al régimen social vigente los empresarios tengan la potestad para realizar dicho abuso. En segundo lugar, lo achacan a los recortes del Gobierno en medios humanos y económicos en las Administraciones competentes en materia de seguridad laboral. Estas reclamas son la base, pues desde ellas podemos partir para profundizar en la raíz del problema hasta encontrar sus causas.
¿Se pueden considerar accidentes laborales, muertes provocadas por aquellos que únicamente se guían por el nivel de ganancia? Los empresarios y banqueros, en su frenética carrera económica por ser el «pez más gordo» harán cualquier cosa para alcanzar su meta, aunque nos cueste la vida a la mayoría trabajadora. Es por eso que acabar con la siniestralidad laboral está relacionado con la lucha por una sociedad donde la lógica capitalista del «máximo beneficio» no tenga cabida.
Los «privilegiados estibadores»: uno de los sectores con más muertes en el trabajo.
Si profundizamos en este análisis por sectores, los datos hablan casi por sí solos. En primer lugar, los primeros puestos están reservados para industrias extractivas y manufactureras. El corazón de la producción es también el más golpeado. Estos dos grupos industriales son los encargados de la extracción de la materia prima y su conversión en mercancía. No es casualidad que esta lacra golpeé fuertemente a la clase obrera fabril ya que por el papel que ocupa dentro de la economía actual es de donde los capitalistas extraen la mayor parte de la plusvalía gracias a la cual se hacen de oro. No obstante, deberán andarse con cuidado, pues esto es un arma de doble filo para ellos; si bien es del sector industrial del que consiguen las mayores ganancias, las y los trabajadores que lo conforman tienen una capacidad enorme para incidir en la base de la economía: en la producción.
En segundo lugar, y porque el momento lo pide a gritos, le queremos dedicar este gráfico a todos aquellos que aún siguen considerando “privilegiados” al sector de la estiba. Estarían encuadrados dentro del apartado H- “Transporte y almacenamiento”, dentro del Top Five de accidentes con baja, acumulando durante el período señalado casi un centenar de vidas perdidas en su puesto.
Mención especial merece la baja siniestralidad de los altos directivos y miembros de los Consejos de Administración de las grandes empresas, lo que creemos que puede deberse a que están altamente ocupados en la acumulación de dividendos y llamando privilegiados a aquellos y aquellas que generan la riqueza en este país, los trabajadores.
No perdamos de vista quienes son los verdaderos privilegiados y quienes los que pagamos los platos rotos.