Quitarle el látigo al capataz

Con una tasa de paro del 18%, las principales firmas de IBEX35 se preparan para amasar un 59% más de beneficios que el año pasado.

A lo largo de esta semana, doce de las más importantes empresas que cotizan en el IBEX35 harán públicas sus cuentas de resultados definitivas del año 2016. El consenso de los analistas de mercados es que, salvo imprevistos, las empresas que dominan el corazón de la economía española eleven sus beneficios en un 59% con respecto a 2015. Un año redondo.

Muchos expertos (a izquierda y derecha del espectro político), señalan la reducción del precio del petróleo y la reducción de los tipos de interés por parte del BCE como causas de fondo de que la economía española (la economía de los ricos, se entiende…) esté creciendo por encima de la media europea. También hay dudas sobre la solidez de este crecimiento económico y la veracidad de los datos del Gobierno del Reino de España.

Más allá de este debate, hay indicadores de fondo que muestran claramente que hay un repunte de la actividad económica. Las exportaciones elevaron su volumen un 3,5% en 2016, según los datos de Aduanas, eso es el doble de la tasa global de las exportaciones mundiales (1,7%). Equivale a 254.000 millones euros en mercancías, un 1,7% más que en 2015.

Sin embargo, en última instancia, la riqueza social la crean los trabajadores con su esfuerzo. La riqueza generada por la clase obrera en los distintos sectores son la base de los beneficios de los empresarios, de los impuestos que recauda el estado, y en definitiva… de toda la economía capitalista española. Desde este punto de vista… ¿Qué está pasando en las empresas españolas que tenga que ver con la orgía de beneficios de los grandes capitalistas del país?

Más de un 20% de paro

El desempleo sigue situado en un 18% según los datos de la EPA1 y aunque muestra una reducción paulatina año a año, está lejos del 7% del segundo trimestre de 2007, en plena burbuja inmobiliaria. En números absolutos (oficiales) estamos hablando de 4 millones doscientas mil personas en edad de trabajar que no tienen empleo.

Sin embargo hay indicios que muestran que la cifra real de parados puede ser superior (por encima de los 9 millones), si tenemos en cuenta la metodología que tiene el INE para dar sus datos. La EPA no deja de ser una estadística y además una muy sensible políticamente, por eso es susceptible de manipulación, lo que se conoce popularmente como «cocina». En concreto, los criterios para figurar en la muestra son los siguientes: No tener empleo en la semana anterior a la fecha de realización de la encuesta, estar disponible para trabajar en las dos semanas siguientes a dicha fecha y encontrarse en búsqueda activa de empleo en las cuatro semanas anteriores. Es decir: los que han tirado la toalla, no cuentan. Los que tengan un contrato temporal de unos días o semanas en el momento de la encuesta cuentan como que han trabajado todo el trimestre.

En definitiva, es cierto que la EPA refleja una tendencia a la reducción de la tasa de desempleo, pero está lejos de reflejar el porcentaje real de población parada. El excedente de fuerza de trabajo que presiona a la baja sobre el mercado laboral.

Trabajo temporal, minijobs, microjobs

Según informe del Gabinete de Estudios Económicos de Comisiones Obreras2, la reforma laboral del 2012 ha tenido efectos devastadores sobre la estabilidad del empleo y las condiciones en la que se presta.

La rotación, es decir, el número de contratos indefinidos que es preciso firmar antes de consolidar un empleo permanente se ha elevado de 1,20 a 1,51. Dicho de otra forma:

de cada tres contratos indefinidos firmados durante 2016, uno desaparece a lo largo del año y solo dos seguían vivos a final de año

España es el paraíso europeo de lo minijobs. El 14,5% de los trabajadores del país lo hace a tiempo parcial, jornadas reducidas, por unas horas, etc… pero lo que llama la atención es que el 64,5% de estos trabajadores lo hace por obligación3. Es decir, aquellos trabajadores que quieren trabajar a jornada completa pero no se les permite hacerlo, fundamentalmente porque las empresas no ofertan este tipo de contratos. En esta estadística estamos en el furgón de cola de la OCDE4 solo por delante de países como Grecia, Eslovaquia o Italia.

La fórmula del éxito

Un estudio de CaixaBank5 a partir de datos de la OCDE, llama la atención sobre la degradación de las condiciones de trabajo en España. Su diagnóstico es concluyente, tanto desde el punto de vista de los salarios por hora, la presión y la intensidad del trabajo y la inestabilidad en el empleo, nuestro país tiene algunos de los peores indicadores de calidad en el empleo de entre los países más desarrollados del mundo.

 

En España se «curra» cada vez con salarios más bajos por hora y con mayor intensidad y presión. Y esto, como se ve en el gráfico no solo tiene que ver con la «Reforma Laboral del PP», sino que ya ocurría en gran medida antes del PP. Es decir, cuando gobernaban nuestros «amigos» del PSOE (tan de izquierdas y progres como dicen ser).

¿Vamos entendiendo porqué el IBEX35 está tirando fuegos artificiales?

Masterchefs de la explotación

En las empresas españolas se respira sobretodo miedo, miedo a perder un empleo que ha sido muy difícil encontrar. Miedo a no poder pagar las facturas a final de mes. Miedo a retrasarse en el pago del alquiler. Miedo a tener que renunciar al coche, o a algún pequeño capricho. Esto se traduce en la elevación de la disciplina de la fuerza de trabajo, en su aguante ante la explotación. A fin de cuentas, esto deriva en una disminución de los costes laborales y en una flexibilización de la disponibilidad de los trabajadores ante las variaciones de la producción.

Tras la cordialidad y el buen rollo de la gente de recursos humanos, o de los encargadillos de turno, se esconde siempre el látigo del capataz, siempre listo para azotar. La fórmula del miedo es la receta perfecta que los Masterchefs de la patronal y el gobierno han encontrado para levantar las ganancias de los accionistas del IBEX35. Los ingredientes de este asqueroso plato son el paro masivo estructural y los bajos salarios, que permiten presionar cada vez más a los trabajadores en las empresas, aumentar de mil maneras la intensidad del trabajo y que nadie proteste… por miedo.

No deja de ser llamativo que en una sociedad que hace gala de ser democrática y justa, las empresas: el lugar donde pasamos la mayor parte de nuestra existencia porque dependemos de nuestros empleos para vivir, sean el reino del miedo y la incertidumbre. Miedo que atenaza la resistencia de los trabajadores, así el número de horas de trabajo perdidas por huelgas está en mínimos del periodo parlamentario (desde 1978).

Huelgas en España 1986-2015
Huelgas en España 1986-2015. Fuente: MESS

Un 19% menos de jornadas no trabajadas por huelgas con respecto a 2014, que a su vez había traído una reducción del 43% con respecto a 2013. Sólo un 1,1% de los trabajadores se sumo a algún tipo de conflicto laboral6.

Quizá es momento de poner encima de la mesa una serie de medidas para poner remedio a esta situación que afecta al que es, con muchísima diferencia, el mayor grupo social de este país, la clase trabajadora7.

Algunas ideas para combatir el miedo

Necesitamos democracia en las empresas. Necesitamos medidas políticas que permitan que los trabajadores recuperemos derechos, tengamos protección ante los intereses de la patronal y podamos organizarnos más y mejor, pues en definitiva somos los trabajadores los que debemos ser artífices de nuestra emancipación. A fin de cuentas, para que la clase obrera pueda luchar, hay que darle armas para esa lucha.

Hoy en día, tras las últimas elecciones generales, no se ha conseguido lo que algunos llamaban «asaltar los cielos», pero sí es cierto que los partidos que sustentan el Régimen del 78 están más débiles, más despretigiados y el arco parlamentario está más fragmentado. El PP está consiguiendo parar todas las medidas económicas que tienen que ver con los Presupuestos Generales del Estado, escudándose en el Techo de Gasto, por esa línea hay poco que hacer legalmente en el marco parlamentario.

Pero sin embargo hay otro tipo de iniciativas parlamentarias que sí pueden prosperar si se obtienen apoyos parlamentarios más allá del PP. Y que además, negarse a apoyarlas haría desgastarse mucho al PSOE frente a su base social. Hablamos de todas aquellas reformas que tengan que ver con la protección de la representación legal de los trabajadores, la estabilidad en el empleo y la capacidad de presión de los trabajadores frente al poder dentro de las empresas. No se trata de una lista exhaustiva, sino de marcar una orientación de por dónde deben ir los tiros para mejorar la capacidad de acción de los trabajadores en las empresas. Requieren una nueva Ley Orgánica de Libertad Sindical y un nuevo Estatuto de los Trabajadores, o como mínimo modificar puntos claves de la legislación actual.

  • Uno de los puntos sería proteger de manera efectiva a los representantes sindicales de cualquier medida represiva por parte de la empresa y de las autoridades. Requiriendo una autorización judicial previa para cualquier despido de esta clase.
  • Cualquier trabajador de una empresa, independientemente del tipo de contrato que tenga y su duración, debería quedar automáticamente protegido por ley y no ser posible despedirle mientras dure su mandato. Y a su vez debe seguir siendo imposible despedirle de dos a cuatro años después de finalizado el mandato.
  • Se debe proteger de manera efectiva la distribución y el intercambio de ideas, prensa obrera y comunicaciones dentro de las empresas y los centros de trabajo, más allá de los clásicos tablones de anuncios.
  • Se debe añadir una escala de representación sindical a nivel de empresas que desempeñen tareas en un mismo centro de trabajo o zona geográfica determinada. Incluyendo a las subcontratas en el mismo comité con sus propios delegados.
  • Se debe recuperar la causalidad en la contratación, esta es una reivindicación sindical histórica. Un nuevo contrato: una causa fundamentada en la producción para su existencia.
  • Más transparencia en la información interna de la empresa para los delegados, para que no nos den gato por liebre con los datos, como suele ser habitual.

Todas estas medidas de por si, no acaban con los problemas de la clase obrera, pero sí abren posibilidades de actuación para que los trabajadores veamos algo de luz al final del túnel y se creen condiciones favorables para la resistencia a la explotación que sufrimos por parte de los empresarios. Necesitamos estas herramientas y ahora hay condiciones para presionar por ellas.

La izquierda política y el movimiento popular ha sido capaz de estimular debates sociales importantes en los últimos tiempos. Aunque no siempre se han traducido en leyes, pensemos en asuntos como la violencia machista, el maltrato animal, la igualdad entre hombres y mujeres, la corrupción, el urbanismo sostenible… no se hablaría de estas cosas si no hubiese habido iniciativa política y presión de las organizaciones sociales y políticas para que estos temas se situasen en la agenda del día a día.

En contraste, es chocante el poco debate que hay en los partidos del campo popular sobre cuestiones como la derogación de la Reforma Laboral, la situación de los trabajadores en las empresas y la lucha contra la explotación laboral. Llama la atención la poca iniciativa de partidos como Podemos, IU y su esfera política en estas materias, la poca propaganda que hacen sobre el tema. Sería deseable una mayor iniciativa al respecto ahora que el PP está débil.

Por nuestra parte, desde el PTD, pondremos nuestro granito de arena para que así sea, empezando por la parte más importante: que los trabajadores en las empresas empiecen a discutir estas cuestiones.

Notas

  1. Encuesta de Población Activa
  2. La creciente precariedad del contrato indefinido
  3. España, entre los países con más empleo a tiempo parcial involuntario
  4. Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el club de los 35 países más ricos (o el primer mundo, para entendernos)
  5. La calidad del empleo: España en el contexto internacional. CaixabankResearch
  6. España ya no hace huelgas: la conflictividad laboral cae a mínimos de la democracia
  7. Hay 11,5 millones de asalariados del sector privado, otros casi 3 millones de asalariados del sector público, y 8,4 millones de pensionistas. La clase obrera y la crisis: recuperar la centralidad del tablero

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