Capitalismo y Renta Básica: ¿utopía para quién?

La Renta Básica Universal es una idea muy difundida entre la izquierda, pero... ¿Estamos seguros de que es una propuesta progresista?

D. Fernández
D. Fernández
Ingeniero y marxista, convencido de que un mundo mejor es posible y está a nuestro alcance.

¿Dónde estamos, y hacia dónde vamos?

La crisis, que comenzó en 2008 y que aún sufrimos la gran mayoría de los trabajadores y las trabajadoras, ha supuesto un vuelco para el mundo del trabajo, ha acelerado la implantación de un nuevo escenario en materia de relaciones laborales, iniciado en la década de los 80, en el que la clase obrera experimenta, principalmente, un empeoramiento de sus condiciones de trabajo, impulsado por la flexibilización del mercado laboral.

Como consecuencia, se observa una recuperación del porcentaje de contratos temporales (de un 24,8% en 2011 a un 25,8 en 2016), posterior a la destrucción de este tipo de empleos causado por la necesidad de reajustar costes salariales ante la eventualidad de la crisis económica. Al mismo tiempo, aumenta el porcentaje de empleos a tiempo parcial (de un 13,5% en 2011 a un 15,3% en 2016), cuya jornada laboral implica unos salarios bajos en proporción y resulta en unos ingresos insuficientes para las familias trabajadoras obligadas a este tipo de empleos. Así, el empeoramiento generalizado de las condiciones laborales ha supuesto un aumento del empleo precario, registrándose en 2014 un porcentaje del 13% de los trabajadores que cobran entre 0 y 1 veces el SMI, mientras que en 2008, al inicio de la crisis, ese porcentaje representaba menos del 9%.

Al mismo tiempo, el empeoramiento de la calidad del trabajo ha supuesto para grandes masas de trabajadores y trabajadoras un empeoramiento de la calidad de vida: cuando aumentan la temporalidad y el trabajo a tiempo parcial, lo sufrimos directamente en nuestro día a día, provocando que el salario neto medio anual de los trabajadores y trabajadoras con contrato de duración determinada estaba en 2014 aún por debajo de sus valores en 2008, mientras que el salario neto medio anual de los trabajadores y trabajadoras con jornada a tiempo parcial no sólo no se mantiene sino que continúa decreciendo.

El 10% de la población vive con 1000€ menos en 2014 que en 2008, y en esos 6 años el 25% de la población ha visto como sus ingresos se han reducido en 300 €1. Las políticas económicas que se llevan aplicando desde el inicio de la crisis al toque de corneta de la patronal han supuesto un empeoramiento claro de nuestras condiciones laborales, mermando nuestros salarios y condenándonos a la precariedad y en muchas ocasiones a la pobreza.

Nos han querido convencer, y han convencido a una buena parte de la clase obrera, de que era y es necesario “apretarnos el cinturón” salarial para salir de la crisis. Por eso, para recuperar la “senda del crecimiento”, exigen sacrificios a la clase obrera, reforman el mercado laboral, congelan o aumentan los salarios por debajo del IPC, exigen más horas extras no retribuidas (39% en 2008 frente al 56% en 20152)… Habiendo aceptado este discurso y esta realidad como muchos lo han hecho, parece que la precarización es “inevitable”… pero no se puede vivir con 500 euros. ¿Cómo solucionarlo? Algunos activistas e intelectuales de los movimientos sociales han colocado sobre la mesa de la clase obrera la propuesta de la Renta Básica Universal (RBU).

La Renta Básica Universal y la precarización del trabajo

La precarización, y el consecuente empobrecimiento, ponen a la clase obrera en una situación compleja: los salarios a la baja y las pérdidas de poder adquisitivo hacen insostenible la calidad de vida que hemos mantenido hasta ahora. Tener un coche, comprar una casa, irse de vacaciones todos los veranos, salir de España… son opciones cada vez más inaccesibles para gran parte de la población; y lo que es peor, derechos fundamentales como una vivienda o un alimentación básica empiezan también a serlo para porcentajes crecientes de trabajadores y trabajadoras. No obstante, socialmente aún no estamos entre la espada y la pared: las medidas aplicadas por ahora no están causando hambre, aunque provocan hechos puntuales de malnutrición, ni generando una importante extensión de la pobreza extrema. Pero sí marcan una tendencia decreciente de la calidad de vida, haciendo que las nuevas generaciones empiecen a asumir que ya no podrán vivir como sus padres.

Por tanto, los defensores de la RBU la presentan como un ingreso adicional para intentar frenar ese deterioramiento de la calidad de vida, a pesar de la pérdida de derechos laborales y el consecuente empobrecimiento: a corto plazo, puede parecer una buena solución para salir del paso, pero para los y las que dependemos de nuestro trabajo, la pérdida de derechos laborales supone directamente una pérdida de la calidad de vida.

Si asumimos que la RBU es una renta básica universal garantizada para cualquier persona por el hecho de serlo, como defienden sus partidarios más firmes, y consideramos un importe de esta renta de 426 € (importe actual del PAE) para los 39,5 millones de personas beneficiarias de dicha renta que viven en España,  estaríamos hablando de un gasto para el Estado de algo más de 200.000 millones de euros, lo que supondría casi el 60% de los presupuestos generales del presente año. Parece evidente que es inviable aumentar esa cantidad dado que llegaríamos a rebasar el total de los ingresos anuales del Estado; los partidarios de la RBU argumentan que sustituiría a todos los demás subsidios: sin embargo, en los PGE2017, los subsidios económicos (incluido el de desempleo) suponen tan sólo cerca del 10%. Incluso si llegáramos a plantear que la RBU sustituya también a las pensiones 3 (algo completamente absurdo, pero intentemos encontrar alguna forma de hacer viable la propuesta), estaríamos hablando aproximadamente del 50% del presupuesto estatal del año 2017. Es decir, que aún agrupando todas las  actuales prestaciones sociales ofrecidas por el Estado, la cantidad de dinero que quedaría sin cubrir para implementar la RBU en estas condiciones sería de un 10% de los actuales PGE, o lo que es lo mismo, 34.000 millones de euros.

Para conseguir esa recaudación sería necesario triplicar el impuesto de sociedades, o subir un 43% el IRPF, o duplicar el IVA, o cualquier combinación de subidas estratosféricas de impuestos4. Si la RBU es completamente inviable con una cuantía de 426€, cualquier otra cuantía superior la hará aún más imposible de implantar.

De acuerdo con la Red Renta Básica, la financiación de la RBU se basaría, entre otras medidas, en una “racionalización de las asignaciones públicas monetarias”5 para lo cual “se impone reformar el Estado de bienestar”6. Es decir, si lo unimos con que debe financiarse ocupando el 60% del Presupuesto General del Estado, esto significa que no sólo  proponen agrupar todos los subsidios bajo el paraguas de la RBU, sino incluso la posibilidad de eliminar el sistema de protección social actual (educación, sanidad, ayudas para vivienda…), con un carácter colectivo y conquistado por la clase obrera, para sustituirla por una resolución individual de las necesidades sociales de cada persona o familia: la posibilidad de eliminación del sistema de protección social colectivo es alarmante. Pero lo es más aún si no planteamos la siguiente cuestión: ¿sería posible pagarnos, individualmente, unos servicios de calidad con un presupuesto mensual de 426€, o de 832€ en el caso de una pareja con hijos a su cargo? No sólo seguiríamos teniendo trabajos precarios y salarios ajustados, sino que además tendríamos que incorporar a nuestros gastos el pago de servicios como la educación o la sanidad con un aumento de 426€ en nuestras cuentas. En estos términos, quedaríamos a merced de disponer de algún ahorro en caso de una enfermedad grave, por ejemplo. En el fondo, para los trabajadores esto supondría un desplome brutal del salario indirecto, que no se cubriría con el raquítico importe de esta renta.

Los defensores de la RBU argumentan que, de implantarse, permitiría un aumento de los salarios, ya que toda persona tendría la opción de permanecer a la espera de una oferta de empleo con una mayor remuneración. Sin embargo, dadas las circunstancias económicas descritas, ¿cómo es posible que alguien pueda permanecer a la espera de un puesto de trabajo bien remunerado viviendo mientras tanto con 426€ al mes, teniendo en cuenta que es inviable pero es la única cuantía que no absorbería el total del Presupuesto General del Estado? Es evidente que se verá abocado a aceptar cualquier puesto de trabajo que le permita complementar los escasos ingresos que percibe a través de su RBU para poder cubrir sus necesidades básicas de alimentación, vivienda, etc, a las que habría que sumar ahora educación, sanidad, transporte…

Esta búsqueda de empleo para complementar la RBU causaría la competencia entre las y  los obreros, y constituiría una fuente de presión a la baja de los salarios, de la misma forma que lo hace el desempleo. La existencia ya de una parte del salario cubierto mediante la RBU y de la presión de la competencia entre obreros para conseguir estos empleos va a provocar una pérdida de salario. Esto provocaría, en definitiva, la precarización de las condiciones laborales y económicas de amplias capas de la clase obrera. La lucha contra la pobreza que abanderan los defensores de la RBU abre el camino, de esta forma, para el empobrecimiento de la clase obrera.

La precarización que causaría la aplicación de la RBU es el punto en común con los objetivos de los empresarios para poder maximizar sus beneficios, bajo la política de lucha contra la pobreza. Es por ello que los liberales confluyen con los defensores de la RBU. De hecho se están llevando a cabo proyectos en diversos países capitalistas:

  • Finlandia: la caída de Nokia7, obligada a vender su división de móviles a Microsoft en 2013, supuso el inicio de una crisis para Finlandia; la respuesta de la burguesía fue de recortes en los servicios públicos y reformas para atacar al trabajo. Con una economía prácticamente estancada y una tasa de paro del 10%, se abre un debate sobre la RBU en 20178, mientras el director general de uno de los principales grupos empresariales del país sugería recientemente que, si la economía finlandesa pretende ser competitiva en el mercado internacional, debe plantearse complementar los salarios más bajos con un sistema de renta básica9, afirmando en la misma entrevista que la idea de que los salarios permitan cubrir el precio de la vida en Finlandia es “una idea preciosa, (…) pero por desgracia no será realista en el futuro”.
  • Canadá: el sector automovilístico es golpeado por la crisis en 2008-201010, con una reducción de la producción constante desde 1999 que alcanza en esas fechas el 50%. Ante esto, un antiguo presidente de Toyota Canadá y actual consejero gubernamental declaraba en 2016 que los salarios habrían de moderarse para mantener la competitividad y garantizar la supervivencia del sector11. Como resultado, se abre un debate sobre la RBU en 2017 y se plantean programas pilotos en Ontario (donde se concentraba mayoritariamente la producción de automóviles) y la Isla del Príncipe Eduardo12
  • Francia: la producción de la industria francesa cayó entre 2008 y 2009 un 20%13, y no ha conseguido recuperarse contando con una pérdida de más de 500 fábricas entre 2009 y 201514; el caso más sonado fue el cierre de los altos hornos de Arcelor-Mittal en 201315.  En las elecciones presidenciales de mayo el candidato del Partido Socialista hizo de la RBU su propuesta estrella, introduciéndola en el debate16 y provocando que ATTAC Francia se posicionara en contra de ella.

De esta forma, para los activistas que la plantean en España, luchar por la Renta Básica Universal se convierte en una respuesta aparentemente al servicio de los intereses de la clase obrera, para acabar con su pobreza, ante un problema generado por la necesidad de los capitalistas de mantener sus beneficios en crecimiento constante. Y, sin embargo, la RBU acentúa la precarización que pretende evitar: hemos visto ya cómo la precarización responde a los intereses de esa clase social de capitalistas. Por ahora, en aquellos lugares en los que se está produciendo un debate político sobre propuestas concretas de Renta Básica podemos ver que detrás hay políticas motivadas por los intereses de determinados sectores de la burguesía.

Nuestra fuerza de trabajo es el único recurso del que disponemos, y la vendemos para poder vivir: todo empeoramiento de las condiciones en que llevamos a cabo esa venta redunda directamente sobre nuestra calidad de vida. Nuestra única realidad a día de hoy es que quienes trabajan, trabajan más y peor, y que por tanto vivimos peor: y, en caso de aplicarse la RBU, todo parece indicar que la situación de precariedad se vería acentuada y, por tanto, nuestra calidad de vida, ya amenazada, se vería gravemente comprometida.

Los sucedáneos de la Renta Básica Universal

Parece que los principales partidos del panorama político español son conscientes de la precarización de las condiciones de vida de la clase obrera y de la elevación de los índices de pobreza. Aunque a día de hoy nadie reivindica ya la RBU tal y como se entiende: en su lugar, lo que se reivindica, con unos nombres u otros, son subsidios tradicionales o medidas a medio camino.

El PSOE, a pesar de su naturaleza al servicio de la gran burguesía, mantiene aún influencia e implantación entre nuestra clase, y ha hecho uso de ella para plantear una propuesta  consistente en un subsidio para los sectores más empobrecidos de la sociedad, aquellos que viven por debajo del umbral de la pobreza; no se trata por tanto de una renta básica universal, sino de una renta que podríamos llamar “de vida digna”, pero que apenas añade nada nuevo al sistema de subsidios tradicional. Se trata, en suma, de un refuerzo periódico de las ayudas ya existentes: no señala en modo alguno el origen de la pobreza, que no es otro que la concentración de la riqueza en manos de una minoría cada vez más estrecha, ni plantea por supuesto ninguna forma de combatirla.

Los sindicatos, por su parte, han planteado una propuesta de Renta Básica que constituye, en la práctica, la implementación de un nuevo sistema de subsidios de soporte al desempleo, con una cuantía de 426 € y duración indefinida mientras persista la “situación de necesidad”.

La propuesta de Unidos Podemos, que inicialmente abanderó la RBU pero ha acabado por desecharla en su estrategia del “centro del tablero” (como tantas otras propuestas políticas), es una reformulación de la Renta Básica Universal, formada por dos programas: la Renta Garantizada a la que se añade una Renta Complementaria para los salarios por debajo de 900 €. En la práctica, conociendo a la clase empresarial, que en su competencia capitalista utiliza bonificaciones para la contratación de parados de larga duración o de personas con discapacidad con el fin de abaratar costes, este programa se traducirá abiertamente en una reducción del salario, al ser el Estado quien cubrirá la parte de los salarios hasta llegar a los ingresos que aseguren el acceso a niveles suficientes de bienestar, como plantean en su programa electoral. Es indudable que esto estará muy presente en los sectores más desregularizados y en la negociación colectiva de los convenios en sectores con poca fuerza de las organizaciones sindicales. Y más aún, esta consecuencia se verá agravada por la competencia que van a ejercer los obreros con condiciones salariales por debajo de los 900 € frente a los que están por encima.

Además, la financiación de de la Renta Garantizada ya supone, de partida, al menos 10.000 millones de €, tal y como estiman en su programa, lo cual puede llegarse a financiar con un aumento de impuestos a las sociedades, es decir, que paguen los que más tienen. Esto es justo, sin lugar a dudas. Pero no explican la financiación del programa de Renta Complementaria. Esto es porque es variable y sumamente cuantiosa. Estas dificultades de financiación nos dejarían ante la posibilidad de liquidar el sistema de protección social del Estado de Bienestar y de absorber gran parte del Presupuesto General del Estado, como sucede con la propia RBU.

Las propuestas de PSOE y de los sindicatos no atajan las desigualdades, en el mejor de los casos sirven para mitigar la pobreza: en el caso del PSOE no lo hará en tanto en cuanto es un partido directamente al servicio de la burguesía. Y en el caso de los sindicatos, en combinación con las exigencias de subidas salariales y del Salario Mínimo Interprofesional, vienen a paliar la situación de desesperación y desamparo de muchas familias y a tratar de evitar el empobrecimiento de amplias capas de la clase obrera. No apuntan a la raíz del problema.

De la misma forma, pero con las consecuencias que tienen las políticas contra la pobreza, que resultan un “cuchillo de doble filo” como hemos visto, Unidos Podemos plantea una propuesta en la que olvida, o quiere olvidar, la ligazón entre la producción y el salario. El salario no puede ser superior a lo que produce, lo contrario es irreal. E igual de irreal es una propuesta cuya financiación, que no incluye ningún cálculo de la Renta Complementaria por evidentes razones, puede llegar a ser igual o muy superior al Producto Interior Bruto de España, si sumamos las rentas de los asalariados. Y más aún según vayan cayendo más capas de la clase obrera por debajo del nivel salarial que da acceso a este programa contra la pobreza.

Esto debe hacernos replantear la lucha que existe contra el problema de la pobreza. Si bien es cierto que la lucha contra la pobreza es justa, es necesario acertar en las medidas a aplicar para luchar realmente contra la raíz del problema: la desigualdad.

Los y las comunistas ante la desigualdad

La implantación de la Renta Básica Universal no sólo tiene consecuencias negativas para la clase obrera, sino que además procede de una interpretación de la economía y de las relaciones laborales al servicio de los intereses de los empresarios y banqueros. La legítima lucha contra la pobreza se torna en fuente de precariedad y empobrecimiento.

Por tanto, los y las comunistas no podemos en modo alguno aceptarla. Para reducir las desigualdades exigimos que la clase obrera, que es quien crea las riquezas con su fuerza de trabajo, adquiera un nivel económico tal que le permita elevar sus niveles de bienestar social. A día de hoy, entendemos que esto pasa por adoptar las siguientes medidas:

  1. Es necesario crear un Servicio Público de Empleo, dependiente del Estado, de las comunidades y de los municipios, que asegure la inmediata búsqueda de un empleo acorde con las condiciones y categoría de la persona desempleada.
  2. Debemos combatir la precariedad, para lo cual es necesaria la reducción de la jornada laboral a 35 horas; la prohibición de las ETT; la prohibición de despidos en empresas con beneficios; y la limitación de la subcontratación.
  3. Para combatir la pobreza, debemos plantear una subida general de salarios: el SMI debe subir como mínimo a 1200 € (permitiendo cubrir el mínimo de los estándares de vida a día de hoy), e implantar una subida automática de salarios según el IPC. Además, todo trabajador desempleado deberá recibir seguro de paro mensualmente, equivalente, al menos, al salario mínimo interprofesional. Vincularemos así todo subsidio al trabajo, pues entendemos que éste es el elemento central de la sociedad.

Estas medidas pueden valernos para mejorar nuestras condiciones de vida hoy. Pueden servirnos para mejorar la calidad de vida, para reducir el grado de explotación, para conseguir un presente mejor. Sin embargo, la necesidad de los Ortega, Roig, Pérez, González, Botín, etc., de perseguir siempre el máximo beneficio, sin importar las consecuencias, obliga a contener o reducir los salarios y empobrecer a la clase obrera para sobrevivir en su competencia contra otros de su misma condición. Esto les permite mantener su estatus privilegiado, por el cual se enriquecen a costa de la población trabajadora. Por ello, cuando hablan de “recuperar la senda del crecimiento”, no hablan de recuperar la senda del crecimiento de la economía, sino la senda del crecimiento de sus beneficios, con unas consecuencias negativas para las condiciones de vida de la clase obrera. Y tras el crecimiento, nuevamente vendrá la crisis económica sistémica que desata el capitalismo, como en la burbuja del ladrillo, que hará estallar la economía. Nuevamente, se estancarán los beneficios de la burguesía, y nos saldremos de su “senda del crecimiento”; y, nuevamente, volverán a por nosotros y nosotras, volverán a buscar la reducción de los salarios, a intentar recortar nuestro salario indirecto, a exigirnos que trabajemos y produzcamos más. Y nuevamente, agrandarán los niveles de pobreza.

Los activistas políticos que luchan contra esta pobreza plantean un propuesta, la RBU, que pretende acabar con ella, pero al plantear las enormes sumas para financiarla, están cuestionando inconscientemente el propio sistema de distribución de la riqueza que genera el capitalismo. La RBU es imposible financiarla con el presupuesto actual del Estado, y sólo puede serlo arrebatando una buena parte de la riqueza que se apropian los capitalistas mediante la explotación laboral. Por tanto, en el fondo están cuestionando la desigualdad que genera el propio capitalismo; para los y las comunistas, la lucha contra la pobreza que da lugar a la propuesta de Renta Garantizada/Renta Complementaria, debe servir en cambio para poner en el foco esta cuestión: la desigualdad que es el germen de esta pobreza.

No puede señalarse la desigualdad sin poner en cuestión el sistema de distribución de la riqueza, generada por la clase obrera, en manos de una minoría. Debe garantizarse que los y las trabajadores podamos acceder a todos los productos que necesitamos, y cada vez en mayor cantidad y calidad. ¿Acaso eso se está consiguiendo mientras que los empresarios poseen todos los medios para producir esas riquezas, permitiéndoles apropiárselas? La respuesta es evidentemente negativa. Entonces, ¿qué solución hay? ¿Luchamos contra la pobreza, o por la igualdad? ¿Es suficiente con luchar para paliar las consecuencias de un sistema diseñado para generar pobreza? ¿O debemos dar un paso más, y cuestionar las leyes económicas y las causas intrínsecas que la generan? ¿Para que haya una distribución más igualitaria no tendrá que haber una igualdad en la propiedad de esos medios para producir riqueza, no tendrán que ser de todos y todas? He aquí la verdadera cuestión que debemos plantearnos al enfocar el debate sobre la desigualdad.

Notas

  1. http://www.ine.es/jaxi/Datos.htm?path=/t22/p133/cno11/serie/l0/&file=01001.px
  2. http://www.elperiodico.com/es/noticias/economia/las-horas-extras-pagadas-crecen-mas-que-empleo-5340059
  3. http://www.expansion.com/economia/2017/04/04/58e36640268e3e485f8b457b.html
  4. http://cincodias.elpais.com/cincodias/2015/03/31/economia/1427816845_153514.html
  5. http://www.redrentabasica.org/rb/que-es-la-rb/financiacion-de-la-rb/
  6. http://www.redrentabasica.org/rb/que-es-la-rb/estado-del-bienestar-y-rb/
  7. http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/02/150202_tecnologia_finlandia_startups_despues_de_nokia_np
  8. http://www.elconfidencial.com/mundo/2017-01-03/560-euros-al-mes-finlandia-inicia-su-experimento-con-la-renta-basica-universal_1311460/
  9. http://www.helsinkitimes.fi/finland/finland-news/domestic/14227-finland-needs-basic-income-and-low-paid-jobs-says-wahlroos.html
  10. http://www.huffingtonpost.ca/2016/08/15/ontario-auto-industry-alberta-oil_n_11523538.html
  11. http://business.financialpost.com/news/transportation/canadian-auto-industry-faces-biggest-existential-threat-since-2009-as-labour-talks-begin Las palabras exactas de Ray Tanguay fueron “Al final, todo [la inversión] se trata de los riesgos y beneficios, y el acuerdo con los trabajadores debe ser muy competitivo”.
  12. https://qz.com/914247/canada-is-betting-on-a-universal-basic-income-to-help-cities-gutted-by-manufacturing-job-loss/
  13. http://www.gouvernement.fr/partage/3813-l-industrie-en-france
  14. http://www.lefigaro.fr/conjoncture/2016/03/03/20002-20160303ARTFIG00150-la-france-a-ferme-190-usines-en-2015.php El “saldo” de fábricas se calcula fácilmente restando las nuevas fábricas abiertas y aquellas que han cerrado. ‘Le Figaro’ facilita una tabla con datos para el periodo 2009-2015 de todas las regiones de Francia.
  15. http://www.elcomercio.es/v/20120928/economia/arcelor-cierra-hornos-francia-20120928.html
  16. http://www.eleconomista.es/economia/noticias/8118560/01/17/Francia-se-acerca-a-la-renta-basica-asi-es-Benoit-Hamon-el-nuevo-lider-de-la-izquierda-gala.html

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