Unas bolsas cargadas de miseria

Hoy 24 de octubre se abren las bolsas de empleo temporal de Correos S.A. una vez alcanzado un acuerdo entre la dirección de la empresa y los sindicatos que han participado en la negociación (CCOO, UGT, CSIF y Sindicato Libre).

Mario Murillo
Mario Murillo
Mario Murillo es trabajador de Correos y colaborador de La Mayoría.

Las reuniones para dirimir esta cuestión se iniciaron hace menos de un mes, el 28 de septiembre, con una agresiva propuesta por parte de la empresa que a pesar de haber sido «limada» en algunos de sus puntos, mantiene la punta afilada en los elementos troncales de la misma.

Correos S.A. viene desde hace años reorientando sus objetivos empresariales y adaptando todo su organigrama para poder alcanzarlos. La primacía de la paquetería sobre la carta, la apuesta por el comercio online, la venta de todo tipo de productos no relacionados con el ámbito postal, las macroinversiones en logística y el grotesco adelgazamiento de su plantilla, acreditan que los planes de futuro de la jefatura de la empresa no pasan, precisamente, por repartir de lunes a viernes las cartas de la gente como regula el Servicio Postal Universal (SPU) sino por el suculento y atractivo «universo» de la paquetería y el comercio electrónico.

La apertura de las nuevas bolsas y las bases que las regirán no pueden entenderse sin tener clara esta perspectiva de negocio. Este proceso relámpago ha culminado con un acuerdo que parece ser valorado positivamente por ambas partes, pero ¿pueden decir eso mismo los miles de trabajadores eventuales de Correos? Actualmente, suponen el 23% de toda la plantilla (según los últimos datos dados por la SEPI) y este acuerdo es decisivo para su vida laboral.

Las cifras hablan por sí mismas: Mientras que en la anterior apertura de Bolsa (2011) la antigüedad en la empresa componía más del 50% de la puntuación para el ingreso, en las nuevas bolsas no llega a suponer un tercio de la misma. Sin embargo, probablemente el principal agravio sea que el tiempo de prestación de servicios a Correos ahora sólo computará desde el 1 de mayo de 2012. ¿Y todos los años del tiempo trabajado anteriormente? El «blanco» de esta medida, obviamente, son los eventuales más veteranos, que, tras haberse partido el espinazo durante décadas, ahora son tratados como «mulas viejas». Bajo los planes de rejuvenecimiento de la plantilla se esconde una clara intención de deshacerse de aquellas personas con más «saber hacer» de empresa pública, con apego por su profesión al servicio de la ciudadanía y con mayor conocimiento del funcionamiento interno de Correos.

La cosa no acaba aquí. La otra bofetada más dolorosa sea la relacionada con la consolidación del trabajo a tiempo parcial. Así lo recoge la propia empresa en las nuevas bases: «Por último, en la línea de adecuar las jornadas de trabajo a las necesidades reales de la actividad y la optimización de recursos a la hora de atender los flujos y puntas de producción, Correos continuará implementando el contrato temporal a tiempo parcial, comprometiéndose, en el marco del Convenio Colectivo vigente, a tratar con carácter previo, las nuevas necesidades de cobertura a tiempo parcial en la Comisión de Empleo Central.»

Si hacemos las cuentas del número de plazas que saldrán, por ejemplo, en Madrid vemos que: de 8061 plazas totales, 2242 son a tiempo parcial y 1832 para trabajar los fines de semana y festivos, sumando la escalofriante cifra de 4074 plazas (más del 50%).

Entre la plantilla ha resultado igualmente indignante que la puntuación por la posesión de cursos formativos homologados haya aumentado del 10% hasta el 30 % (aprox) de la nota, habiendo podido ser realizados éstos a través de la empresa o tan sólo de algunos sindicatos.

Ante esta situación, ya se han producido las primeras acciones para mostrar el rechazo a este nuevo acuerdo por parte de la plantilla eventual, como la concentración celebrada en Sevilla durante la mañana de ayer. Durante la negociación, la inmensa mayoría del resto de organizaciones sindicales de Correos que no pudieron formar parte de la misma por no haber firmado el Convenio Colectivo (CGT, CIG, LAB, etc) así como la Plataforma de Eventuales de Correos (PEC) han mostrado una firme oposición a los borradores que la empresa ha ido presentando en las diversas reuniones. Lo cierto es que la empresa sólo ha accedido a modificar aspectos que se ubicaban en los «bordes» del acuerdo sin alterar apenas su corazón.

El futuro del personal eventual de Correos se plantea oscuro. Por un lado, las nuevas bolsas pueden dejar fuera a personas con mayor veteranía y, por otro, el «riesgo» de acabar contratado a jornada parcial aumenta exponencialmente. La dirección presidida por Cuesta Nuín ha logrado imponer, una vez más, las medidas necesarias para proseguir su lucrativa hoja de ruta y que una amplia mayoría sindical validase el acuerdo.

Ante esta perspectiva, la unidad de la plantilla (y no sólo eventual) es fundamental para generar un fuerte movimiento por la base en contra de un plan empresarial que está suponiendo la continúa pérdida de derechos laborales de todo el colectivo de trabajadores y, a su vez, apueste por la fijeza progresiva de todo el personal eventual como objetivo clave. Los derechos y la democracia, como puede observarse, se recortan constantemente no sólo en los ámbitos político y social, sino también y sobre todo en las empresas.

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