“Cerramos 2017 con una tasa de paro que llega a los casi 3 millones y medio de desempleados y desempleadas, más de 7.000 personas mueren al año por pobreza energética, 1 de cada 10 hogares no disponen de recursos para costearse el gas y la electricidad. Los desahucios aumentaron afectando a 17.000 familias, y el Gobierno ha reconocido que el 75% del rescate bancario se ha perdido.”
Así comienza el último de los vídeos realizados por las espartanas de Coca-Cola en lucha. Un vídeo, ampliamente difundido en las redes sociales, que rescata un antiguo anuncio publicitario de la famosa multinacional. “Un mensaje de paz” rezaba el dichoso anuncio mientras sus ejecutivos y accionistas han intentado doblegar a la plantilla de Fuenlabrada, cosa que no han logrado.
No podemos negar que la multinacional tiene detrás un gran equipo publicitario y de marketing con la capacidad de enternecernos, mientras que accionistas y ejecutivos con la otra mano desmantelan fábricas y juegan con nuestro trabajo para aumentar su rentabilidad empresarial. Esta es la especialidad de todo el capitalismo, más evidenciado en el caso de Disney con Mickey Mouse; tan adorable nos lo presentan que se nos olvida que es una rata.
Pero los trabajadores de Coca-Cola en lucha no se andan con rodeos, y el ingenio también lo ponen a trabajar cuando se trata de defender su puesto. Esto lo han dejado claro durante los casi 4 años que llevamos de conflicto, desde que en enero de 2014 Coca-cola Iberian Partners anunciara el ERE tras el proceso de reestructuración.
Un conflicto que continúa enquistado porque así lo está queriendo la empresa. Tras ser decretada la nulidad del ERE, primero por la Audiencia Nacional y después por el Tribunal Supremo, la empresa fue “obligada” a readmitir a los trabajadores en los mismos puestos y con las mismas condiciones laborales, pero ni siquiera esto ha sido respetado por la multinacional. Coca-Cola acató la sentencia a su manera, convirtiendo la fábrica en “centro logístico”, y teniendo ocupados a los trabajadores en otros puestos, como la selección de las botellas a mano o con labores de jardinería. Los propios trabajadores lo califican de un almacén fantasma.
Estos trabajadores han vuelto una y otra vez a la calle consiguiendo pequeñas victorias en cada batalla, además de ser un gran ejemplo de lucha para el resto de la clase obrera. Y por su parte, Coca-Cola siempre intenta volver con artimañas para imponer sus intereses económicos, y hacen lo que mejor saben: buscar el aumento de sus beneficios poniendo en riesgo el futuro de cientos de familias trabajadoras.
La siguiente cita con los trabajadores de Coca-Cola en lucha la tenemos el 16 de diciembre a las 18:30, que partirá desde Montera hasta Sol. Otra Navidad más que salen a la calle “para teñir de rojo dignidad las calles de Madrid y recordar que Coca-Cola no cumple las sentencias judiciales”.
Sin lugar a duda, el problema no es solo en el centro Coca-Cola de Fuenlabrada. Las y los trabajadores de toda la gran industria en Europa están sufriendo todo tipo de presiones por las multinacionales. Es momento para preguntarse cómo hacerlo para coordinar y reforzar la lucha a nivel de toda la Unión Europea. Si los empresarios planifican a nivel global, nuestra respuesta también debe serlo.
