- Publicación original (26 de julio de 2017): Profitability and investment again – the AMECO data
- Traducción: La Mayoría
Recientemente, Larry Elliot, corresponsal de economía del periódico progresista británico The Guardian, volvió a plantear el dilema de la brecha entre el aumento de las ganancias corporativas y el estancamiento de la inversión empresarial en las principales economías capitalistas. Elliot se refirió a ellos de esta forma “Las compañías multinacionales que financian la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos cuentan con una gran cantidad de dinero en efectivo. Los beneficios son fuertes. El retorno (rendimiento) del capital está siendo mejor de lo que ha sido durante la mayor parte de las dos últimas décadas. Sin embargo, la inversión es débil. La empresas prefieren guardar su efectivo o devolvérselo a los accionistas antes que ponerlo a trabajar (en circulación)”
¿Por qué sucede esto? Elliott plantea algunas posibilidades “la cautela corporativa se debe a que las empresas piensan que los malos tiempos se encuentran a la vuelta de la esquina” pero como Elliott señala, el acaparamiento de efectivo en las corporaciones estaba “ocurriendo ya mucho antes de que el Brexit se convirtiera en un problema y no afecta solamente a Gran Bretaña si no a todos los países capitalistas occidentales”
En consecuencia pasó a considerar otras causas del fenómeno que se habían planteado anteriormente “las empresas más innovadoras necesitan menos capital físico del que tenían en el pasado y más dinero en el banco al menos que alguien haga una oferta de adquisición pública” o que “las personas que dirigen las empresas están dominadas por objetivos de rendimiento a corto plazo y la necesidad de mantener contentos a los accionistas”
Por tanto los directivos de las empresas usan el efectivo para recomprar sus acciones o para pagar grandes dividendos en vez de invertir en nuevas tecnologías “la maximización del valor de las acciones ha funcionado muy bien para 1% superior. Estos poseen el 40% del mercado bursátil estadounidense y se benefician de los pagos de dividendos y de las recompras de acciones que elevan los precios sus precios en Wall Street. Quienes dirigen estas empresas, miembros también de ese 1%, cuentan con paquetes de compensación salarial cargados de opciones de compra sobre acciones, por lo que también se vuelven más ricos a medida que aumenta el precio de las acciones de la compañía.
Hay algo cierto en todas estas posibles explicaciones para “la brecha” entre los ingresos corporativos y la inversión, que se abrió a principios de la década del 2000. Pero no creo que la inversión corporativa sea anormalmente baja en relación con el flujo de efectivo o las ganancias. El motivo de la baja inversión en los negocios es simple: una rentabilidad menor en relación con el capital existente invertido y los posibles beneficios percibidos por la mayoría de las corporaciones.
He tratado este tema antes en publicaciones anteriores y en debates con otros economistas marxistas que niegan el papel de la rentabilidad al dirigir el nivel de inversión corporativa y, en última instancia, el crecimiento de la producción en las principales economías capitalistas.
La cuestión es la siguiente: la masa de ganancias no es lo mismo que la rentabilidad y en la mayoría de las principales economías, la rentabilidad (medida en función de las reservas de capital invertidas) no ha vuelto a los niveles vistos antes de la Gran Recesión o al final del periodo neoliberal con la burbuja de las puntocom en la década de los 2000.
Y el alto apalancamiento[nota]El efecto palanca o apalancamiento financiero es -de forma simple- usar endeudamiento para financiar una operación. Hacer una operación con crédito.[/nota] de la deuda de las empresas antes de que comenzara la crisis actúa como un factor disuasorio a la hora de invertir o pedir préstamos para invertir, incluso para compañías con grandes cantidades de efectivo. Las corporaciones han utilizado su efectivo para pagar deudas, recomprar sus acciones y aumentar los precios de las mismas, o aumentar los dividendos y continuar pagando grandes bonificaciones (en el sector financiero) en lugar de invertir en equipo para producir, infraestructuras o innovaciones.
Por ejemplo, miremos el sector corporativo de Reino Unido. Claro que la masa de ganancias en corporaciones han aumentado de 40.000 millones de libras en el 2000 a 85.000 millones actualmente. Y puede ser cierto que “el rendimiento de capital está siendo mejor de lo que ha sido durante las dos últimas décadas” como afirma Elliott. Pero todo es relativo. La tasa de rendimiento del capital invertido en el Reino Unido ha disminuido desde un máximo de un 14% en 1997 a un 11,5% actual. La rentabilidad se recuperó después del descenso de la Gran Recesión del 9,5% en 2009 pero aún está por debajo del pico anterior al desplome del 12,3% en 2006. Y la rentabilidad del Reino Unido se ha estancado desde 2014, antes del Brexit.

Por lo tanto, no debería sorprender que las empresas del Reino Unido hayan dejado de invertir en capital productivo.

Es la misma historia en los Estados Unidos, donde no solo disminuye la rentabilidad promedio de las grandes empresas estadounidenses , sino las ganancias totales en el sector no financiero. Los márgenes de beneficio (beneficios como una parte de las ventas corporativas no financieras) miden el beneficio obtenido por cada aumento en la producción y estos han estado cayendo durante algunos trimestres.

Y más recientemente, las ganancias totales en las corporaciones no financieras se han estado contrayendo.

Entonces, de nuevo, no sorprende que la inversión empresarial también se esté contrayendo en las corporaciones estadounidenses.

Me he ocupado antes del argumento que Elliott ofrece de nuevo sobre que las empresas están “inundadas de efectivo”
En primer lugar, solamente una pequeña minoría de grandes compañías como Apple, Amazon, Microsoft, etc. tienen grandes acaparamientos de efectivo. La mayoría de las empresas no tienen tales acumulaciones y, de hecho, han aumentado los niveles de deuda corporativa. Y hay una minoría considerable y creciente que solo tiene ganancias suficientes para pagar los intereses de su deuda, sin que quede nada para la expansión y la inversión productiva. Según el Banco de Pagos Internacionales (BPI) la participación de estas compañías “zombis” ha aumentado a más del 10% “la proporción de empresas zombis -cuyos costes financieros superan los ingresos antes de pagar intereses e impuestos (EBIT)-, han aumentado significativamente a pesar de los niveles inusualmente bajos de las tasas de interés”

Pero quizá el respaldo más convincente para mis argumentos de que la inversión empresarial débil en las principales economías capitalistas es el resultado de una baja rentabilidad, es una nueva evidencia que he obtenido de la base de datos estadísticos AMECO http://ec.europa.eu/economy_ finance/ameco/user/serie/ SelectSerie.cfm
Basado en la formula marxista simple sobre la tasa de ganancia del capital G= P/ KCa + KVa donde P es plusvalía KCa es capital constante adelantado y KVa capital variable adelantado, usé las siguientes categorías de AMECO:P = renta nacional neta (UVNN) menos compensación (remuneración) de empleado (UWCD); KCa = capitalización bursatil (OKND) inflado a precios actuales por (PVGD); KVa = compensación del empleado (UWCD). A partir de estas series de datos, calculé la tasa de ganancia para cada una de las principales economías capitalistas.
Por supuesto, las categorías de la AMECO no coinciden exactamente con las categorías marxistas por muchas razones. Pero ofrecen categorías cruzadas (comparadas), a diferencia de las estadísticas nacionales. Y mis resultados parecen razonablemente sólidos en comparación con los datos nacionales. Por ejemplo, cuando comparé la tasa neta de retorno del capital para Estados Unidos utilizando los datos de AMECO y la medida más «marxista» de Anwar Shaikh para la tasa de ganancia en las corporaciones estadounidenses para 1997-2011, encontré picos y valles similares y puntos de inflexión similares.
Los resultados de rentabilidad en las principales economías capitalistas, utilizando los datos de AMECO, confirman que la tasa de ganancia es más baja que en 1999 en todas las economías, excepto en Alemania y Japón. Japón, por cierto, todavía tiene la tasa de ganancia más baja de todas las principales economías. De hecho, el nivel de la tasa de ganancia es más alto en el Reino Unido, Italia y en una UE ampliada (que incluye a Suecia y Europa del Este), mientras que la tasa de ganancia más baja se encuentra en los EE. UU y Japón.
Todos los países sufrieron una severa caída en la rentabilidad durante la Gran Recesión, como era de esperar. Luego, la rentabilidad se recuperó algo después del 2009. Pero, con la excepción de Japón, todas las economías tienen tasas de ganancia más bajas en 2016 que en 2007, y en algunos casos con márgenes considerables. Y en los últimos dos años, la rentabilidad ha caído en casi todas las economías, incluido Japón.
La tabla a continuación muestra el cambio porcentual en el nivel de la tasa de ganancia para diferentes períodos.
Entonces, los datos de AMECO muestran que la rentabilidad sigue siendo históricamente baja y ahora está disminuyendo. No es de extrañar que la inversión empresarial en capital productivo se haya mantenido débil desde el final del período neoliberal (el siguiente gráfico corresponde a los EE. UU.) Y ahora incluso está cayendo en algunas economías.
