Deliveroo, Glovo, Uber Eats, Foodora… los trabajadores que forman la espina dorsal de estas empresas trabajan por cuenta propia. A pesar de que su relación formal es de trabajadores autónomos, dependen totalmente de las plataformas digitales para las que trabajan. Este sistema permite a las compañías de delivery eludir las regulaciones laborales: pagar menos salarios, sin vacaciones ni seguridad laboral, y finalizar la relación laboral sin compensación.
Coordinar el movimiento europeo
En los últimos años se han producido movilizaciones en toda Europa, en España las más conocidas son las protagonizadas por los Ryders de Deliveroo. Los trabajadores de Glovo también han realizado algunas protestas. Pero las iniciativas han estado relativamente aisladas entre sí.
La cita de octubre se marca como objetivo compartir métodos de lucha y definir estrategias comunes para mejorar las condiciones de trabajo, perfeccionar las herramientas de comunicación y planificación transnacionales, establecer un programa de reivindicaciones comunes y crear un colectivo organizado a escala europea.
Uberización, Crowdsourcing y Gig Economy
Este sistema forma parte de una fuerte tendencia en el mercado laboral, la llamada “gig economy”: que en castellano podría traducirse como “economía de los pequeños encargos”, o “economía de los bolos” (como las pequeñas actuaciones de músicos). Es el modelo de negocio de las plataformas digitales.
Se basa en la individualización de la relación laboral, ya que los pedidos se reciben a través de una app y un algoritmo automático. El pago se recibe por tarea, no hay un salario por hora.
Este modelo está levantando las alarmas sobre las condiciones de trabajo en el futuro. Se teme la extensión del mismo a otras actividades y empleos. Por ejemplo, la programación de aplicaciones, páginas web y pequeños encargos de diseño gráfico ya cuentan con plataformas internacionales de crowdworking, como clickworker.com en la que trabajadores autónomos de todo el mundo compiten entre sí en una subasta a la baja en el precio de los encargos de empresas y particulares.
En nuestra memoria reciente está la llamada “Batalla del Taxi” que generó un fuerte debate social sobre la entrada de Uber en el mercado del taxi y el alquiler de vehículos con conductor (VTC).
La desprotección ante el despido, donde la empresa solo tiene que desconectar al trabajador de la plataforma, y la nulas obligaciones de las empresas en materia de seguridad y salud laboral, son otro de los puntos más polémicos de este modelo de relaciones laborales. En definitiva, los trabajadores de estas empresas están totalmente excluidos del marco institucional de las organizaciones productivas normales.
Ver más allá del horizonte
Mañana, más y más empleos podrían ser «uberizados», llevando gradualmente a la desaparición de las relaciones laborales formales y los derechos que se les atribuyen. Frente a este desafío, los conductores de bicicletas de estas plataformas, han decidido optar por la resistencia y organizarse para garantizar sus derechos fundamentales y los de todos los trabajadores de la plataforma. En realidad, quizá inconscientemente, están dando la cara por toda la clase obrera.