Hace unos días salió el nuevo anuncio de Ruavieja, una empresa muy famosa en España por sus licores. Si no lo has visto, lo puedes ver aquí
En el anuncio se puede ver a cuatro parejas de amigos que hace mucho tiempo que no se ven. Luego, sale una especie de “psicólogo” diciendo: “Es una contradicción, no cabe duda. La gente afirma que sus seres queridos son lo más importante, pero la distribución de su tiempo no lo demuestra así. Esto tiene que ver con el modo en que funciona nuestro cerebro. Estamos programados para evitar pensar en el tiempo que nos queda por vivir. Así, tenemos la sensación de que siempre tendremos la oportunidad de hacer las cosas que nos hacen felices…”
Más allá del miedo que da que algo o alguien supuestamente “te programe”, el caso es que acaban haciendo un cálculo del tiempo real que a cada una de esas cuatro parejas les queda para disfrutar de su mutua compañía y el resultado es que les quedan tan solo unos días… Esta publicidad, con su melancólica melodía, busca principalmente tocarnos la fibra sensible para que así el anuncio se difunda rápidamente.
Sin embargo, al final del vídeo se incluye un cálculo del tiempo que pasaremos, en los próximos 40 años, viendo series, viendo la televisión, en internet… Como si el motivo de que no podamos vernos tanto como nos gustaría, fuera que pasamos demasiado tiempo entretenidos con las nuevas tecnologías o, como dice el psicólogo, “que estamos programados para evitar pensar en el tiempo que nos queda por vivir”. De esta manera, los autores del anuncio destierran de nuestros cerebros una reflexión mucho más interesante: .¿cuánto tiempo pasamos trabajando?
Bien, supongamos que trabajamos 40h a la semana de lunes a viernes… Tan sólo supongámoslo… En un año tenemos aproximadamente 52 semanas.
Supongamos ahora que tenemos un mes de vacaciones remuneradas al año. Esto serían 48 semanas al año, trabajando durante 40 horas a la semana, lo que nos da un total de 1920 horas al año trabajando. Pero es que los cálculos que ofrecen al final de la publicidad están calculados para los próximos 40 años, con lo cual estaríamos hablando de esas 1920 horas al año pero multiplicadas por 40 años, lo que nos da un total de 76.800 horas trabajando.
Ahora veamos todas esas horas pero en días, dividiéndolas por las 24h que tiene cada día. Esto nos da la escalofriante cifra de que pasaremos 3200 días trabajando (completos, sin dormir, ni descansar, ni ver a nuestros seres queridos, sin cremitas de orujo, ni nada que no sea trabajar). O lo que sería lo mismo, casi 9 años…
Ahora comparemos esta cifra con las cifras que nos da el anuncio al final: 520 días viendo series, 6 años viendo televisión, 8 años en internet, 10 años mirando pantallas… Desconocemos cómo han hecho ellos esos cálculos, sobre todo este último de “mirando pantallas”, pero lo que está claro es que el principal motivo por el que no podemos disfrutar de nuestros seres queridos no son las nuevas tecnologías (que, si acaso, nos permiten acercarnos a aquellos seres queridos que viven lejos de nosotros), sino la cantidad de horas que pasamos trabajando y todo lo que va aparejado a este trabajo: los estudios, el cansancio que se te queda en el cuerpo después de un día de trabajo que hace que no te apetezca ni siquiera ir a tomarte un chupito de crema de orujo Ruavieja con tus amigos, etc.
Si a esto le sumamos la cantidad de tiempo que pasamos cocinando, barriendo, fregando, quitando el polvo, poniendo y tendiendo lavadoras, todo lo cual también es trabajo, aunque en la sociedad actual no esté remunerado, pues evidentemente nos daría una suma mucho más escalofriante que esos 9 años trabajando. Seguramente mucho más escalofriante que esos misteriosos “10 años mirando pantallas”…
El motivo por el que no hacen este cálculo en el anuncio es evidente: quieren tocarnos la fibra sensible y no que nos caguemos en todos sus muertos y en los de la clase social que se bebe nuestra vida a chupitazos.
Porque hay que tener en cuenta que la mayor parte de la riqueza que generamos con nuestro trabajo se acaba quedando en manos de las pocas familias que son dueñas de las empresas. Así pues, quizás alguien debería decirle a ese “psicólogo” que deje de beber tanta Ruavieja para que así pueda darse cuenta de que el principal motivo por el que la distribución de nuestro tiempo no gira en torno a nuestros seres queridos no es que estemos programados por nada ni por nadie, o que no queramos verlos, sino que pasamos la mayor parte de nuestra vida trabajando para enriquecer a unos pocos y así poder sobrevivir.
En definitiva, alguien debería decirle a ese señor, que la verdadera contradicción es, que en todas las empresas, todos trabajamos, pero solamente unos pocos se apropian de los beneficios que generamos.
Pero obviamente el anuncio solamente busca aumentar las ventas de Ruavieja y no que nos organicemos para exigir algo tan lógico como que se reduzca la jornada laboral y que nos suban los salarios al mismo tiempo… En efecto, gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías, hoy en día tenemos, como sociedad, la capacidad de producir muchísimo más con muchísimas menos horas de trabajo. Es decir que tenemos capacidad productiva de sobra como para satisfacer todas nuestras necesidades sin necesidad de trabajar tantas horas. Sin embargo, seguimos manteniendo la misma jornada laboral que a principios del pasado siglo XX, o incluso más, si tenemos en cuenta el enorme retroceso que estamos viviendo en las últimas décadas en lo que respecta a nuestros derechos laborales…
Así pues, quizás las preguntas que deberíamos hacernos son: ¿cuánto tiempo seguiremos tolerando que nos roben la vida? ¿Cuánto tiempo tardaremos en darnos cuenta de que todo esto es un robo? ¿Y en organizarnos para construir una sociedad en la que las nuevas tecnologías estén al servicio de la mayoría trabajadora y no a la inversa como hasta ahora?