ArcelorMittal: Las amenazas de la dirección dan la razón a los paros

A pie de taller se discute sobre la conveniencia de los paros para reabrir la mesa de negociación del Acuerdo Marco.

R. Salazar
R. Salazarhttps://lamayoria.online
Redactor en La Mayoría.

Vamos ya por dos meses de paros en las plantas de ArcelorMittal España. Un conflicto abierto por la dirección de la empresa, que quiso imponer a toda costa sus criterios en la negociación del Acuerdo Marco. El convenio colectivo que los directivos de la empresa están tratando de imponer, contempla, entre otras cosas, una medida dramática: un incremento mínimo de los salarios, a cambio de la reducción de plantilla.

Ante la imposibilidad de convencer a una mayoría de trabajadores en toda España, la dirección de la empresa no tuvo reparos en romper la negociación estatal y trasladarla al nivel de planta, atomizando la negociación colectiva y la acción sindical.

Y como un sector creciente de la plantilla está respondiendo con paros y movilizaciones, la empresa ha decidido volver a sacar su artillería pesada chantajeando con la no reactivación del alto horno B de Gijón.

No es la primera vez que la dirección recurre a las amenazas para condicionar la negociación colectiva. Antes de que se iniciasen los paros la dirección de ArcelorMittal utilizó a los medios de comunicación para difundir una supuesta emergencia total en el grupo siderúrgico.

Además, ha trascendido que la dirección de la empresa está combinando este chantaje con una serie de mensajes difundidos en el seno de la plantilla mediante los mandos intermedios.

El objetivo de esto no es otro que doblegar la voluntad de los trabajadores y consumar sus pretensiones de crear un marco laboral que permita destruir más empleo e incrementar la productividad, lo que en cristiano significa: más explotación para la plantilla.

Veamos algunos de estos mensajes.

“A final de año los paros no sirven para nada porque hay sobreproducción”

Si no estuviera sobre la mesa el chantaje de la no reactivación del alto horno B todavía podría dársele algo de credibilidad a este argumento. Pero ¿por qué la empresa juega la carta de las amenazas? Es una medida a la desesperada, poco habitual y denota nerviosismo en la dirección de ArcelorMittal. Solo puede significar que los paros sí que están causando efecto en la producción y en los compromisos con los clientes. De esta forma, el dicho popular “ladran, luego cabalgamos” cobra total sentido. La propia empresa ha reconocido ayer sábado que los objetivos de producción se están viendo afectados por los paros.

“Si seguimos así, Mittal va a cerrar totalmente las plantas y luego vendrán las lamentaciones”

Este argumento está en el top ten del mundo laboral, no solo en ArcelorMittal, sino prácticamente en todas las grandes empresas. Sin embargo, si analizamos la situación más de cerca vemos que es más un farol que una posibilidad inmediata.

Por ejemplo, es muy difícil que ArcelorMittal se marche de Asturias tras una importante inversión de más de 120 millones de € en las baterías de cok de Gijón y tras una inversión total en los últimos 5 años de 335 millones de €. Es difícil de creer que cierre las plantas sin amortizar este capital y los activos que tiene en las plantas por unos paros.

Hay que tener en cuenta que cuando se abandona una instalación de las dimensiones de las plantas asturianas, se está dejando el terreno a la competencia. Hay más grupos siderúrgicos actuando en el mercado europeo, todos con las mismas pretensiones de monopolizar el mercado que tiene Mittal.

Por otra parte, el ejemplo de Vesuvius en Langreo ha enseñado a todos los trabajadores de nuestro país que, si unos propietarios se quieren marchar de la región, cerrando la planta, lo van a hacer, aunque tengan beneficios record. Esto es porque este tipo de decisiones son estratégicas, a alto nivel y tomando en consideración muchos más factores que la conflictividad laboral, las circunstancias coyunturales o el arraigo en el territorio.

“En la negociación del convenio colectivo no se podía conseguir más”

¿Y entonces que pasa con el preacuerdo alcanzado entre la patronal y los sindicatos para el convenio de empresas auxiliares y de montajes? Estas mayoritariamente también desarrollan su actividad en las plantas de ArcelorMittal en Avilés y Gijón. Han acordado un incremento salaria del 2,1% entre otros detalles.

La cosa aún chirría más si se tiene en cuenta que estas empresas se encuentran presionadas por los precios establecidos por la propia ArcelorMittal, por lo que demuestran que hay margen para llegar a esos niveles de subida salarial. ¿Es que las auxiliares tienen más poder financiero que ArcelorMittal? Se puede conseguir más en un punto clave para el futuro de las familias trabajadoras que dependen de los empleos en ArcelorMittal, y se podría decir que es una obligación: retirar el condicionamiento de la subida de salarios a la consecución de objetivos de reducción de plantilla. Y la mejor forma de conseguir esto es volviendo a la negociación colectiva global para todo el país, es decir, reabrir la negociación del Acuerdo Marco. ¡Juntos, más fuertes!

“La coyuntura de la siderurgia es muy mala y hay que apretarse el cinturón”

Esta coyuntura no es tan mala como la quieren presentar públicamente. ArcelorMittal ha presentado una EBITDA de 4.270 millones de $ en lo que llevamos de año. Un asunto muy diferente es el hecho de que la mala gestión y la mala fe de la directiva del grupo siderúrgico hayan conducido a un elevado endeudamiento y, por tanto, esto se traslada en la contabilidad  arrojando un mal resultado neto. Pero esto es algo ajeno a los trabajadores, en cuanto a responsabilidad y consecuencias. Además, ArcelorMittal ha tenido importantes beneficios en 2018, 4.531 millones de euros.

Tal vez quien debería empezar a apretarse el cinturón son los accionistas de ArcelorMittal y no la plantilla.

Los trabajadores deciden si siguen adelante con los paros en diciembre

La próxima semana se celebrarán asambleas en las plantas asturianas para decidir si continúan con los paros en el mes de diciembre. El objetivo clave es eliminar las medidas de productividad contempladas en el Convenio Colectivo por las que ArcelorMittal despediría a 200 y 300 trabajadores.

Los trabajadores de ArcelorMittal no tienen una situación agradable ante sí desde que la dirección de la empresa decidió tensar las relaciones para conseguir sus propósitos. Para cualquier trabajador y su familia es incómodo embarcarse en varios meses de paros. Sin duda, en otra tesitura, con unas instituciones públicas y una economía del lado de los trabajadores, todo resultaría más sencillo. Sería posible sostener la paz social y garantizar el empleo y una buena calidad de vida.

Por ahora y en lo inmediato, a la plantilla de ArcelorMittal le corresponde estar alerta y mirar con lupa la letra pequeña de los argumentos empresariales. El miedo está cambiando de bando.

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