Los trabajadores y trabajadoras de supermercados en Asturias llevan en huelga desde el viernes a las 22:00 horas. Entre otras movilizaciones, el piquete informativo en las puertas del Centro Logístico de Alimerka es un punto crítico. Siempre respetando el derecho de los trabajadores a entrar a trabajar en su turno, impedir la entrada y salida de camiones con mercancía para los supermercados es un asunto vital. Y los piquetes hicieron bien su trabajo: ni un camión entro ni salió de la nave durante dos días.
La empresa Alimerka, el pez más gordo de la patronal, tiene un punto débil muy importante en este Centro Logístico en Llanera. Toda la cadena de valor de la empresa depende de que las mercancías entren y salgan de aquí. Paralizar el escaso tráfico de transportes en la nave haría más fácil que la dirección de Alimerka entrase en razones y se sentase a negociar con los trabajadores.
Un domingo de infarto
Ya durante del sábado se iba informando de que la empresa tenía intención de sacar determinados productos frescos que se estaban echando a perder y trasladarlos a las instalaciones logísticas en frío de la empresa Panero. Así que había que reforzar el piquete el domingo.
Pero a las 5 de la tarde, con unas escasas 30 trabajadoras y trabajadores en la puerta del Centro Logístico, llegó un nutrido grupo de la Guardia Civil. El dueño de Alimerka había pedido al Estado que usase su fuerza para ayudarle en la huelga. La Delegación del Gobierno del PSOE, que es quien que tiene que dar la autorización, accede a las peticiones del dueño de Alimerka. Como en muchas otras ocasiones, las fuerzas de seguridad, pagadas con los impuestos de todos, son puestas al servicio de los empresarios contra los trabajadores.
Ataviados con material antidisturbios, un mando de la Benemérita comunicó que daban 15 minutos de plazo para desalojar la entrada por la buenas, o la desalojarían ellos por las malas. Las redes sociales echaban humo a medida que se difundían los llamados a acudir a ayudar al piquete.
Durante unos minutos de incertidumbre, no se sabía qué directrices seguir, si ceder o resistir. Pero al rato fueron llegando instrucciones: “No os enfrentéis, ceder terreno, ya vamos para allí a reforzar”.
Entre la rabia y la impotencia, las piqueteras fueron apartándose de la puerta y ocupando el lateral de la rotonda. Los propios Guardias Civiles, en confidencia, decían: “Yo es que no quiero estar aquí contra esta gente, pero soy un mandao”. Parecía que todo estaba perdido, pero, mientras pasaba el tiempo, un goteo constante de refuerzos iba llegando al piquete. Eran otros trabajadores, familiares, amigos, compañeros y compañeras que acudían a la llamada de auxilio. El número de personas, a los lados de la carretera por la que iban a entrar y salir los camiones, empezaba a ser muy grande.
Y de repente, a las 7 de la tarde, toda la situación dio un vuelco.
Un camión había pasado por la carretera, entre los abucheos de la gente, escoltado por la Guardia Civil. El segundo ya no pasó. La gente empezó a ocupar la calzada espontáneamente y a sentarse. Gritos de “Sí se puede”, “Somos obreros, no terroristas” y “Que viva la lucha de la clase obrera”. La Guardia Civil ya no tenía nada que hacer sin arriesgarse a provocar una masacre y a poner en un serio aprieto político al PSOE.
Al final, la Guardia Civil llegó a un compromiso con los trabajadores: No iban a pasar camiones siempre y cuando se despejase la carretera. Por unas horas, las trabajadoras y trabajadores de supermercados se dieron cuenta de que juntos y organizados, tienen poder. Poder suficiente para parar a la Guardia Civil y contradecir las órdenes del Gobierno y del empresario.
Pero a lo largo de la noche, el número de personas se fue reduciendo. Y a las 8 de la mañana de hoy, la Guardia Civil, con un considerable refuerzo de antidisturbios de la Policía Nacional desaloja por sorpresa al escaso número de personas que mantenían guardia en la puerta del Centro Logístico.
La huelga no se acaba con esto. Hoy mismo hay convocada una manifestación en Oviedo a las 6 de la tarde en el Alimerka de la calle Foncalada. Los piquetes informativos recorren los supermercados desde primera hora. Las tiendas siguen, o cerradas, o funcionando a medio gas, sin personal suficiente. Es posible que el piquete del Centro Logístico se vuelva a reorganizar.
Un par de cosas están claras:
El máximo responsable político de intentar quebrar la huelga es el PSOE a través de la Delegación de Gobierno. ¿Va a ser este el estilo del nuevo gobierno progresista que se está fraguando? Porque en ese caso los trabajadores vamos a tener que prepararnos seriamente para enfrentarnos a él.
Hay que reforzar los sindicatos. Los trabajadores pueden parar la fuerza del Estado, con toda su maquinaria, policías y recursos, si actúan organizadamente. Las trabajadoras y trabajadores de supermercados en Asturias, ejercieron ese poder ayer durante unas horas mágicas en las que parecía que todo era posible. Una perfecta definición de empoderamiento que demostró que esta huelga se puede ganar.