Si el coronavirus lo permite, el próximo día 17 votaremos para elegir nuevos comités en las plantas asturianas. En estas líneas voy a intentar explicar los motivos de mi voto en esta ocasión.
Entré a trabajar en la empresa en el 2011. Me tocó ver el impacto de la crisis económica en nuestro trabajo, y las campañas de miedo de la dirección de la empresa, con toda su intensidad. He visto pasar por delante el V Acuerdo Marco, me he comido el ERTE que tenemos activado (en varias ocasiones), he tenido que doblar turno contra mi voluntad por las chapuzas de la empresa y, por encima de todo, he sido testigo de cómo el clima de miedo se iba instalando en todos nosotros.
Tengo que decir que, en la coyuntura de esos años y con la psicosis que reinaba entre toda la plantilla, difícilmente hubiésemos sido capaces de parar todas las agresiones que el jefe y sus capataces de traje y corbata tenían preparados contra nosotros. Creo que los sindicatos, en aquella ocasión, hicieron lo único que podían hacer y me parece injusto echarles la culpa de todo.
Sí, en ocasiones no queda más remedio que ponerse a la defensiva, tragar con cosas con las que no quieres tragar, encajar el daño e intentar preservar lo indispensable. Lo llaman correlación de fuerzas, creo. Pero una cosa es tener que hacer concesiones al adversario en ciertos momentos, y otra muy distinta es que esa posición “a la defensiva” sirva para siempre. Y mucho menos contra un adversario tan poderoso como la familia Mittal y sus accionistas.
Y aquí entra una de las cosas que me ha hecho cuestionarme el voto al sindicato al que, por ahora, sigo afiliado. ¿La UGT en ArcelorMittal tiene algún plan a futuro? ¿Hay alguien al timón? Porque yo hasta ahora solo veo un discurso basado en la competitividad, el miedo y tragar con todo esperando que los palos le caigan al de lado. Incluyendo tragarnos todas las mentiras que publica la empresa a través de La Nueva Engaña y El Bebercio para generar miedo.
Lo que deberían responder los compañeros de UGT es ¿Se han parado a pensar que los de Cracovia, Tarento, o Francia también están hablando de ser más competitivos?, ¿Dónde está el final de esta carrera a la baja, cuando nuestras condiciones laborales sean las mismas que los trabajadores de la siderurgia en Turquía o Marruecos?. ¿Y después? ¿Seguimos siendo competitivos hasta trabajar como… los de la India?
Este es el principal problema que me lleva a dudar de la capacidad de UGT de liderarnos con unas mínimas garantías de empleo y dignidad a medio y largo plazo. Y si hay alguna duda sobre esto, no hay más que fijarse en todo el culebrón del VII Acuerdo Marco y cómo rompieron la unidad de los trabajadores de todas las plantas de España para llevar la negociación a Asturias, fragmentando la fuerza colectiva de la plantilla. Casa por casa, como en la guerra.
Sobre la CSI, aunque coincido en cosas con ellos, también veo problemas importantes en su proyecto sindical. Estamos en una empresa multinacional que tiene, no solo plantas en toda España, sino en toda Europa y en todo el planeta. Y no hay más que echar un vistazo por internet para darse cuenta que el mismo discurso que la empresa tiene aquí en Asturias, está usándolo en el resto de España y Europa. El mismo discurso del miedo, las mismas amenazas: o tragáis, o cerramos y nos marchamos a otro sitio, la tormenta perfecta, los aranceles, las electrointensivas, el carbono, etc…. Es decir, el Indio planifica, el Indio trabaja a nivel global, no gestiona sus plantas casa por casa.
Y esto lo digo desde el respeto, pero que alguien me explique cómo va a poder enfrentarse a Mittal un sindicato regional, de una provincia de segunda categoría de España, que, siendo optimistas, como mucho mantiene encuentros con otros sindicatos pequeños, sacan algún comunicado, esas cosas… pero carece de una estructura organizada a nivel de todo el país.
Pero es que la cosa es peor todavía. La CSI ni siquiera tiene una estructura en condiciones a nivel de las plantas de Asturias que aseguren que puedan hacer el trabajo sindical mínimo de atención a los afiliados, coger el teléfono, que haya alguien atendiendo en el local sindical…
Y esto sucede, no porque no tengan recursos para ello, sino porque como son tan anarquistas y puros, creen que tener liberados a tiempo completo y un mínimo de organigrama en el sindicato es una renuncia a sus principios. Pues yo lo siento mucho, pero esto no me parece que tenga ningún recorrido más allá que el de reclutar agraviados.
Voy a votar Comisiones, como dice el titular, por diversas razones. No porque me parezcan más simpáticos, ni porque les deba algún favor (en todo caso los favores se los debo a la UGT), ni porque haya gente atendiendo en el local sindical, ni porque piense que sean Durruti y vayan convocar una huelga indefinida para re-nacionalizar ArcelorMittal.
Voy a votar Comisiones porque me parece que es el único sindicato que ha puesto encima de la mesa, aunque sea tímidamente y con sus propias fuerzas, una estrategia coherente y razonable (sin flipadas) de resistencia a los designios del Sr. Mittal.
La huelga por la vuelta a la negociación del Acuerdo Marco demostró que hay otro camino alternativo a decir sí buana a todo. Y demostró también que los trabajadores tenemos poder dentro de la empresa, que podemos parar la producción, sin dejarnos la piel en ello, con una estrategia inteligente, distribuyendo la carga de la huelga. Erosionando y tocándole a la gerencia donde le duele, que es en los números. También demostró el potencial de una sección sindical numerosa, la cual, con que solo una parte de sus afiliados se organice para hacer paros, le descuadra las cuentas a la empresa. Voy a votar Comisiones porque creo que, por lo menos, hay algo parecido a un plan a medio y largo plazo sobre cómo se debería avanzar para plantar cara al Indio. Y eso… ya es mucho más que el resto de sindicatos.