Esta semana Podemos Asturies ha propuesto la reforma del IDEPA (la SEPI asturiana) para convertirla en un fondo de inversión industrial pública bajo control social y democrático. La propuesta se enmarca en el llamamamiento del Gobierno asturiano a una «alianza por la industria».
Kike Gallart es el redactor jefe de La Mayoría y militante del PTD, de Podemos y de CCOO. Hablamos con él sobre esta propuesta en la que ha jugado un papel importante como Coordinador del Grupo de Industria de la formación morada.
1. Empecemos por el principio: ¿qué hace que la iniciativa pública sea tan importante?
En las condiciones del capitalismo, donde las expectativas de rentabilidad son el motor de la inversión privada, la iniciativa pública puede operar con expectativas más reducidas, nulas, o incluso con pérdidas durante algún tiempo.
Esto es una ventaja competitiva de la iniciativa pública que la hace más resiliente y que le permite acometer proyectos que la iniciativa privada no va a realizar porque no ofrece suficiente rentabilididad con respecto a otras inversiones.
2. Hemos visto, durante esta pandemia, muchos formatos de intervención pública en la economía, como los rescates de las aerolíneas. También lo vimos durante la crisis del 2008, en este caso con el rescate bancario. ¿Por qué es diferente esta propuesta? ¿Qué novedades aporta al debate?
Primero una puntualización, aunque hablemos de “rescatar empresas en dificultades” eso no es el corazón del asunto. Nosotros hablamos también de “sustituir” a la iniciativa privada y contemplamos la posibilidad (de hecho nos parece algo conveniente) de que lo público entre en empresas que dan beneficios, para intentar socializarlas al menos en parte. Ahí ya hay una diferencia sustancial con respecto a otros planteamientos más convencionales.
Segundo, nuestra propuesta de reforma del IDEPA va acompañada de un planteamiento de democratización de la gestión del mismo y de las empresas participadas. Hay que meter a los sindicatos, a las plantillas, a las federaciones vecinales, municipios… todo a través de representantes electos que son los que sientan en el consejo de administración. Entendemos que esto mejoraría el grado de sincronización de los intereses del consejo de administración con los intereses de la población a la que sirven esas empresas y de sus trabajadores.
3. ¿De dónde surge esta idea de reforma del IDEPA?
La idea surge hace un par de años por unos trabajos de investigación programática que empezamos a hacer gente del Partido del Trabajo Democrático y de la Redacción de La Mayoría. Veíamos que había un problema recurrente en los conflictos obreros y en los cierres de empresas: el escaso poder que tenían los trabajadores y también la falta de herramientas de intervención pública, además de la nula voluntad política de los partidos tradicionales por meter mano a este asunto.
Hay una frase de Vivek Chibber que nos impactó bastante que más o menos dice que hay que estudiar las propuestas de la socialdemocracia en aquellos lugares donde más pudo avanzar, donde planteó medidas más radicales.
A partir de esto llegamos al Plan Meidner sueco, a la propuesta de los Fondos de Inversión de los Asalariados y a otras ideas sobre la socialización agresiva y proactiva de medios de producción dentro del capitalismo mismo y sobre la relación que tienen este tipo de reformas con la lucha de clases. También vimos que este tema se había trabajado ya en la Universidad del País Vasco y en la Complutense de Madrid por gente como Mario del Rosal Crespo.
Elaboramos algunos artículos sobre el tema que llegaron a la gente de Podemos Asturies, y a partir de ahí empezamos a colaborar y a elaborar políticas.
4. ¿Por qué Asturias? O, dicho de otro modo, ¿por qué no otras regiones? Hay zonas como el País Vasco o el levante en las que también hay una fuerte presencia del sector industrial, y la situación no es muy diferente. ¿Podría plantearse una reforma similar en estas regiones?
En Asturias supongo que sonó la flauta, no se. Estamos gente de La Mayoría y del PTD (que intentamos no ser sectarios)… es una comunidad pequeña donde la gente de izquierdas nos conocemos todos y hay mucha comunicación y además hay una grave crisis industrial.
5. Mas allá de la cuestión territorial, lo cierto es que existen instituciones similares al IDEPA tanto a niveles inferiores (como en los Ayuntamientos) como superiores (la propia SEPI). ¿Es escalable esta propuesta? ¿Podríamos ver a más organismos públicos actuando como motores de inversión e impulsando la actividad económica?
Yo pienso que la idea de los fondos de inversión pública bajo control social y democrático es aplicable en varios grados en todos los niveles de la administración. Es decir, un ayuntamiento de una ciudad podría crear su propio fondo con unos pocos millones y empezar a meter mano y presión en las empresas locales. Si el Ayuntamiento es riguroso con la inversión y se asegura de que al final del ejercicio siempre haya un resultado neto positivo, ese fondo irá creciendo con el tiempo, ademas exponencialmente porque cada vez tiene más dinero para aumentar la escala de la inversión.
En mi opinión, lo ideal sería tener una SEPI con esteroides, una SEPI 2.0 que fuese un gigante público de la inversión (un monstruo y una amenaza real, para los capitalistas) y que progresivamente fuese desalojando a los capitalistas privados de los sectores estratégicos, un poco al estilo de lo que hace el Gobierno de la República Popular China. Pero si podemos avanzar a nivel local y autonómo ¿por qué no vamos a hacerlo?
6. ¿Y como se relacionarían unos con otros? Si un Ayuntamiento decide poner en marcha una reforma similar, con los recursos con los que cuenta, ¿podría hacerlo? ¿Este ‘IDEPA 2.0’ integraría de algún modo al nuevo organismo, o ambos se coordinarían como iguales?
Yo siempre soy partidario de ir a por la megaescala, tienes que ponerte al nivel y capacidad de movilización de capitales de las multinacionales, para competir con ellas, socializarlas y desalojar a sus propietarios.
Pero, insisto, se puede implementar también de una forma desagregada con instituciones más pequeñas y locales o autonómicas. Obviamente no tendrán el mísmo músculo, pero ya sería más que lo que tenemos ahora.
7. No es la primera vez que se propone algo así. La famosa resolución 4258 planteaba una línea muy parecida, pero se encontró con el rechazo de todos los demás grupos del parlamento autonómico asturiano. ¿Por qué? ¿Es un problema de dinero, de encaje legal… O es una cuestión política?
No todos. Izquierda Unida de Asturias también votó a favor de la propuesta de Podemos.
No hay ningún impedimento legal en que el Principado de Asturias destine unos fondos a comprar acciones de empresas en el mercado, o en base a acuerdos con empresarios. Punto.
Tampoco es un problema de dinero, porque esto lo puedes empezar con 500.000 euros si quieres, la cuestión es que a medio y largo plazo el resultado te salga positivo, con eso vas alimentando a “la bestia”. El propio IDEPA actual tiene capacidad para comprar acciones, pero tiene que hacerlo en paquetes del 51% mínimo, con lo cual no tiene flexibilidad. Y por supuesto sus gestores son neoliberales con corbata (roja, naranja, verde o azul, da lo mismo) que no creen en nada de esto y no van a mover un dedo.
La cuestión es claramente política en el sentido de que el PSOE (en el caso que nos ocupa de Asturias), es un partido de base popular y obrera, pero con fuertes lazos y gran influencia de la burguesía, los capitalista y los lobbies patronales más importantes. Entonces con estas cosas procura culebrear, dar largas, decir que somos unos radicales, o directamente que “no se puede” aunque sea mentira. Pero tienen un problema porque en su base social sí hay simpatías por este tipo de propuestas, otra cosa es que esa simpatía se convierta en acción política concreta.
Pero también la ideología influye. La ideología hegemónica en lo que la gente entiende por izquierda en España (que incluye al PSOE), es el social-liberalismo. Para resumirlo, social-liberalismo es esa idea de que el papel central en la iniciativa económica corresponde al capital privado, y en caso de que el Estado deba intervenir en algo lo debe hacer de forma subsidiaria, en caso de “distorsiones” o para apoyar a las “victimas inevitables del capitalismo”.
Este enfoque es a día de hoy, hegemónico en la sociedad, y hegemónico entre la clase obrera y por tanto entre los sindicatos. Yo diría que incluso tiene mucha influencia dentro de organizaciones que podrían estar más próximas a la socialdemocracia clásica como IU o Podemos.
8. Como coordinador del grupo de Industria de Podemos habrás escuchado a muchos trabajadores del sector. Del uno al diez, ¿cómo calificarías su nivel de apoyo a esta propuesta?
Si por apoyo entendemos “simpatía” por la propuesta, yo diría que un 8. La gente en las empresas y en el sindicato te dice “dónde tengo que firmar para que hagan eso que proponéis”.
Otra cosa diferente es, como dije antes, que esa símpatía se transforme en movilización y acción política. Que la gente luche activamente por ello. En ese sentido estaríamos en un 3 o un 4, y quizá estaría siendo demasiado optimista.
9. ¿Y qué nivel crees que necesitaríamos para que saliera adelante?
Siguiendo con la escala del 1 al 10, creo que necesitaríamos un 5 o un 6 entre los trabajadores de la industria y las grandes empresas y el apoyo activo de sus correspondientes organizaciones sindicales y secciones.
Con ese músculo social, que sería una minoría entre toda la clase trabajadora, pero un bloque muy relevante en cuanto a poder estructural, arrastraríamos a la mayor parte de las clases populares y obligaríamos a los partidos tradicionales a mover ficha.
10. ¿Como llegamos de uno a otro? ¿Qué ‘deberes’ le pondrías a la izquierda alternativa para que este tipo de propuestas sigan cobrando fuerza y ganando espacios?
Primero tenemos que tener en cuenta que la clase obrera no solo se moviliza porque considere que algo es justo, o conveniente, o que la beneficia colectiva o individualmente. También es necesario que los trabajadores crean que es posible “ganar” en esas luchas.
En el capitalismo, los trabajadores, como individuos y como colectivo, están constantemente realizando cálculos de correlación de fuerzas. La mayoría de la gente trabajadora sabe perfectamente que el jefe es un explotador, que la multinacional no es su amiga, y que la empresa no es una familia.
Lamentablemente en la izquierda española (creo que por influencia del Marxismo Occidental) tenemos un enfoque muy primitivo e ingenuo de estas cuestiones y sobredimensionamos el papel de la alienación en la explicación de la conducta de los trabajadores. No todo se explica por la alienación.
El problema está en que tenemos (en la izquierda) que saber qué plantear, en qué cuestiones agitar, y que asuntos son susceptibles de disparar la movilización. Para ellos tenemos que tener organización en los centros de trabajo y en los sindicatos, para conocer el estado de ánimo y opinión. Todo esto es un arte en el que hay que profundizar, formar a los cuadros del partido y organizar a nuestra gente para extender los tentáculos y la influencia ideológica de la organización.
También es necesario que los cargos públicos, diputados, concejales, etc.. agiten, introduzcan ideas, aprovechen la tribuna para usarlas como amplificador de “grandes relatos”. Grandes propuestas que cambien radicalmente las vidas de la gente a mejor, no micro-relatos. Sería muy conveniente que los propagandistas dedicasen más energías a esto, no se… que Monedero o Pablo Iglesias salgan hablando de la reforma de la SEPI, de la democracia en las empresa, de la reducción de la jornada laboral… eso ayudaría mucho porque esa gente tiene tribuna, la gente les escucha. No es lo mismo que hable yo que soy un don nadie de reformar el IDEPA a que lo diga algún destacado sindicalista de la industria.
Desde mi punto de vista, que este asunto del IDEPA salga en los periódicos ya es un avance, hasta ahora se ninguneaba el asunto.