En primer lugar, hay que reconocer el mérito y el valor de los trabajadores de la UGT que llevaron adelante el proceso contra un grupo de directivos de la UGT de Asturias que ha conseguido la condena por corrupción.
La UGT de Asturias va a pasar un viacrucis como organización y como comunidad humana por culpa de este asunto, hay que dar toda la solidaridad y apoyo a los miles de cuadros sindicales y trabajadores encuadrados en este sindicato que luchan día a día por mejorar las condiciones de trabajo y por hacer de Asturies un lugar mejor para vivir. Ellos y ellas son las primeras víctimas de esto, ayudémosles a superar este trance y recibámosles con los brazos abiertos a las filas de quienes luchamos por hacer de este mundo un lugar mejor para vivir.
La condena a la UGT de Asturias por el escándalo de la formación es un evento de carácter contradictorio:
Por un lado tiene un carácter positivo en el sentido de que la condena desincentiva el tipo de conductas que se sancionan en el movimiento obrero y sindical. Pero por otro lado refuerza la narrativa anti-sindical que prolifera entre amplias capas de las masas populares y de la que la ultraderecha se alimenta.
Ni el hecho que se condena, ni la sentencia, pueden ser motivo de alegría alguna en la izquierda transformadora.
Siempre que hay un corrupto, hay un corruptor. El asunto de la UGT no se entiende sin la participación de niveles superiores de la administración del Principado de Asturias y el Reino de España, ni de altos dirigentes de los partidos tradicionales (PP y PSOE). Queremos que se tire del hilo en esa dirección.
La UGT de Asturias, incluso tras la grave crisis de los sindicatos del 2008 en adelante (crisis que continúa bajo otras condiciones), sigue encuadrando en sus filas, y atendiendo día a día, las necesidades de decenas de miles de trabajadores y trabajadoras de Asturias. Al igual que Comisiones Obreras, es una organización de masas importantísima y fundamental en el movimiento obrero y la sociedad civil asturiana.
Aunque (por razones diversas) nuestra querencia es por Comisiones Obreras, los nuevos comunistas queremos encuadrar a las decenas miles de obreros y obreras de la UGT de Asturias (y del resto del movimiento obrero) en la lucha por la transformación social, y por derribar el regimenín de la FSA y la oligarquía asturiana de supermillonarios, grandes empresarios y multinacionales que domina nuestra región desde hace décadas. Dominación que tiene uno de sus pilares más importantes en la influencia ideológica (y orgánica) de la FSA sobre sectores grandes de la sociedad civil y el movimiento obrero.
Es imposible tener éxito en cualquier estrategia para socavar (y sorpassar) la influencia del PSOE entre la clase obrera sin socavar (y sorpassar) la influencia de este partido dentro de organizaciones de masas como la UGT. En la práctica, no se trata de alejarse de la UGT, ni de sustituirla por otras organizaciones, sino de aproximarse a ella y al movimiento obrero en general y aumentar la influencia de la izquierda transformadora sobre los obreros y obreras de este sindicato y el resto de sindicatos de masas. ¿O es que queremos seguir dejando a los obreros de la UGT en manos del PSOE?