Los paros y huelgas parciales en muchas unidades de reparto de Madrid vienen a responder a la situación cada día más insostenible que vive la plantilla de Correos.
La directiva sigue desarrollando a «toda mecha» su plan estratégico empresarial a pesar de la resistencia que las y los trabajadores vienen mostrando en los últimos años y que va extendiéndose por el país y ganando apoyos de otros colectivos obreros, movimientos sociales y grupos parlamentarios.
El conflicto de Correos no es una polémica puntual (como ya hemos señalado en otras ocasiones) sino que se desarrolla dentro del proceso de privatización de la mayor empresa pública del país. Todo apunta a que sus principales mandatarios, con el apoyo del gobierno central, se frotan las manos pensando en la reconversión de Correos en una súper-empresa de paquetería.
Los suculentos beneficios que la empresa ha obtenido a costa de haber disminuido la plantilla alrededor del 25% desde que se iniciase la crisis y haber aumentado la explotación de ésta, son invertidos en aumentar los sueldos de los altos directivos, en todo tipo de marketing publicitario para proyectar una imagen joven y fresh de la empresa así como en diversa maquinaria y tecnología sobre todo asociada al campo logístico de almacenado y tratamiento de la paquetería.
Y es que la directiva, hace tiempo que ha salido a la arena a saludar a sus líderes, en especial al César de las compañías de comercio electrónico, AMAZON. Cuesta Nuín (Presidente de la sociedad) y el resto de mandamases están cerrando acuerdos millonarios con esta multinacional. Correos Express (filial de Correos) está jugando un papel importante es todo este proceso. Actualmente, reparten más de 40.000 envíos diarios y el objetivo es llegar a los 150.000 a finales de este año.
Pero la cuestión no acaba ahí. Ya se han visto a directivos de Amazon en unidades de reparto de Correos comprobando in situ el funcionamiento del centro de trabajo. Actualmente, las prioridades para los jefes son los envíos de esta multinacional estadounidense. ¿Dónde quedan, por tanto, las cartas certificadas de un organismo público, de los juzgados, las citas médicas o los partes de baja, los burofax y el correo entre particulares? En un segundo plano. ¿Favorece el plan estratégico empresarial al cumplimiento efectivo del Servicio Postal Universal (SPU) o se dirige, principalmente, a satisfacer la distribución de mercancías adquiridas en Amazon?
No hace falta ser Albert Einstein para saber que repartir el correo de lunes a viernes a toda la población no resulta rentable en términos económicos. Los servicios públicos responden a necesidades humanas y debieran cumplirse con las mayores garantías. Sin embargo, en la sociedad actual, quienes la dirigen sabemos que se rigen única y exclusivamente por la premisa de hacerse cada día más ricos para seguir en la punta de la pirámide. En los últimos Presupuestos Generales del Estado, ha estado a punto de materializarse un recorte bestial en la partida de 180 millones de euros que actualmente son destinados al cumplimiento del SPU. Sobre la bocina se ha frenado la alarma de perder más de 120 millones, pero es evidente que la frase viene acompañada de un «por ahora».
Este adelgazamiento del componente público de Correos S.A. y la apuesta decidida de la Jefatura por ponerse al servicio de multinacionales como Amazon, provocan un empeoramiento sostenido de las condiciones laborales de toda la plantilla. Fijos, discontinuos y eventuales sufren cada día más presión. Ven como aumenta la carga de trabajo, disminuye la contratación (menos contratos y de menos horas) y, en consecuencia, el servicio prestado desciende en calidad. Aun peor están las cosas en verano, ya que la política de «mínima contratación» provoca que en lugares como Madrid, donde la plantilla oscila entre los 8.000 y los 9.000 trabajadores, poco más de 1.000 contratos, siendo alrededor de un 40% de media jornada, según informaba CGT a principios de este mes.
La dirección de Correos S.A. ha tomado un rumbo que no tiene intención de variar. Hasta en acciones que parecen menores queda palpable ésto, como cuando los jefes presionan a los trabajadores para que vendan boletos de lotería mientras que el reparto de la correspondencia diaria les preocupa cada vez menos.
La plantilla ya ha comprobado como se las gastan «arriba» pero también ha visto como la lucha ha traído mejoras y ha conseguido torcer el brazo a la empresa en más de una ocasión. Los distritos con paros dan buena muestra de ello, consiguiendo en numerosos casos frenar los ataques constantes de los jefes.
Correos puede perder juicios, pagar multas, incluso que en prensa se le de algo de cera, pero sus directivos temen la unidad y organización de sus trabajadores. Temen la movilización y la coordinación de la plantilla y que la lucha saque a la luz pública todas las vergüenzas y el maltrato que viven día a día.
Para intentar contrarrestar la fuerza colectiva de la plantilla, azuzan la división, enfrentan y hacen competir a unos con otros. Procuran sembrar miedo y disputas entre la tropa, ya que por encima de todo temen que ésta tome conciencia de su situación respecto a la empresa, pues es la clase obrera la que acciona la economía cada día con su trabajo.
¡AMAZON, L@S QUE VAN A LUCHAR, NO TE SALUDAN!
¡CORREOS PÚBLICO Y DE CALIDAD!
[…] tenemos por todo el mundo laboral. Sirva el caso de Correos S.A. como muestra perfecta, donde cada verano las plantillas disminuyen incluso por debajo de la mitad y […]